El símbolo de Jesús como pastor
bueno produce hoy en algunos cristianos cierto fastidio. No queremos ser
tratados como ovejas de un rebaño. No necesitamos a nadie que gobierne y
controle nuestra vida. Queremos ser respetados. No necesitamos de ningún pastor.
No sentían así los primeros cristianos. La figura
de Jesús buen pastor se convirtió muy pronto en la imagen más querida de Jesús.
Ya en las catacumbas de Roma se le representa cargando sobre sus hombros a la
oveja perdida. Nadie está pensando en Jesús como un pastor autoritario dedicado
a vigilar y controlar a sus seguidores, sino como un pastor bueno que cuida de
ellas.
El "pastor bueno" se preocupa
de sus ovejas. Es su primer rasgo. No las abandona nunca. No las olvida. Vive
pendiente de ellas. Está siempre atento a las más débiles o enfermas.
La imagen de Jesús, "pastor bueno",
se convirtió muy pronto en un mensaje de consuelo y confianza para sus
seguidores. Los cristianos aprendieron a dirigirse a Jesús con palabras tomadas
del salmo 22: "El Señor es mi pastor, nada me falta... aunque camine por
cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo... Tu bondad y tu
misericordia me acompañan todos los días de mi vida".
Los cristianos vivimos con frecuencia una
relación bastante pobre con Jesús. No creemos que él cuida de nosotros. Se nos olvida que podemos
acudir a él cuando nos sentimos cansados y sin fuerzas o perdidos y
desorientados.Necesitamos conocer una experiencia más viva
y entrañable.
Una Iglesia formada por cristianos que se
relacionan con un Jesús mal conocido, confesado solo de manera doctrinal, un
Jesús lejano cuya voz no se escucha bien en las comunidades..., corre el riesgo
de olvidar a su Pastor.
Pero, ¿quién cuidará a la Iglesia si no es su Pastor?
Los relatos evangélicos lo describen preocupado
por los enfermos, los marginados, los pequeños, los más indefensos y olvidados,
los más perdidos. No parece preocuparse de sí mismo. Siempre se le ve pensando
en los demás. Le importan sobre todo los más desvalidos.( tomado de Eclesalia)
Cuando no reconocemos a Jesús como Buen Pastor para nosotros corremos el riesgo de pensar que podemos andar solos, que somos fuertes y que nunca nos sentimos desvalidos.
Hace unos domingos atràs , en nuestro Culto, escribimos aquellos hechos, acciones o momentos que nos hacen perder las fuerzas de la Fe y sentirnos desvalidos, incrédulos, hasta sin esperanzas.
- Nos cuesta creer ante el gran sufrimiento físico y mental que generamos entre humanos.Frente a la Injusticia, la miseria, la desnutrición, la pobreza y marginalidad.
- Nos cuesta ver su Reino en la tierra frente a las cosas que están mal y no cambian, las cosas así como están, "duras" , aparentemente inamovibles.Cuando el sistema nos hace creer que todo intento alternativo va a fracasar.Cuando los cambios son lentos.
- Dudamos en las situaciones personales difíciles, en situaciones límite , cuando nos sentimos indefensos
- Perdemos la esperanza cuando la rutina y la repeticiòn nos atrapan.
¿quién cuidará a la Iglesia si no es su Pastor?
¡Qué importante es recordar que no somos tan autosuficientes! Cómo nos cuesta a veces aceptar que Jesús está allí y acá para acompañarnos y hacernos upa! ... ¡Pero qué lindo se siente!
ResponderEliminar