sábado, 7 de julio de 2012


Oración de invocación

Espíritu de Dios, ven a nuestras vidas. 
Abre nuestros ojos para reconocer tu presencia en toda persona. 
Abre nuestros oídos para escuchar tu voz revelada en los más pequeños. 
Abre nuestra imaginación para descubrir tus propósitos 
en lo increíble e inesperado. 
Toca nuestros corazones para estar atentos al clamor de otros y otras. 
Espíritu de Dios, ven a nuestras vidas, muéstranos nuevamente tu salvación. 
Amén.

(Creación colectiva. Consejo de Iglesias de Cuba)

domingo, 10 de junio de 2012

Bendición

 
Que el viento sople suave sobre tus hombros 
trayéndote siempre el aroma de la paz.   
Que tu corazón se vuelva cálido por el fuego 
para que permanezca pleno de ternura.
Que las palabras que pronuncien tus labios 
y las que lleguen a tus oídos
lleven y traigan, siempre, el sonido de una bendición. 
 
(Luiz Carlos Ramos, Brasil)
 

viernes, 1 de junio de 2012

Pentecostés: entusiasmo en el poder de Dios para transformar el mundo





Carta del Obispo Frank De Nully Brown a las congregaciones metodistas y unidas por la próxima celebración de Pentecostés. Leer más
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos” (Hechos 2:1-2)

Solo cuando pedimos que el poder de Pentecostés se manifieste podemos trabajar por una paz que refleje la justicia de Dios en nuestras congregaciones y sociedad. Es ese poder del Espíritu que nos capacita para amar como Jesús lo hizo; es el que nos da fuerzas para predicar y vivir el mensaje del Reino de Dios. Es también el que nos capacita para anunciar sanidad y restauración para quienes sufren, declarar, en palabras del profeta Isaías, “la libertad a los cautivos” y quebrar la
opresión del pecado que esclaviza a las personas.

La fiesta de Pentecostés nos trae a la memoria lo que la presencia de Dios hizo en aquella oportunidad con los primeros creyentes y quiere seguir haciendo entre nosotros. Es esa fuerza que los reunió para encarar una tarea difícil, pero también
hermosa, la de anunciar el Evangelio.

En Pentecostés, los hombres y las mujeres que oraban juntos fueron sorprendidos con un viento que llenó la casa, y todos fueron llenos del Espíritu Santo.Hoy, ese mismo Espíritu quiere manifestarse para transformar nuestras vidas y las de
nuestras comunidades, y darnos la fortaleza que viene de Él.

Oremos en la Iglesia para que, en esta celebración de Pentecostés, se manifieste una vez más la presencia de Dios en nuestras vidas y en nuestras congregaciones para que nos lleve con su dirección a transformar el mundo.

Pedimos al Señor que esta fiesta de Pentecostés renueve en nuestra Iglesia el entusiasmo por llevar adelante la tarea misionera que nos ha sido encomendada.

Fraternalmente en Cristo,

Frank De Nully Brown

Obispo

martes, 22 de mayo de 2012

Preparación para Pentecostés


Invocación

Dios de gracia y de santidad, 
derrama sobre nosotros en este día tu Santo Espíritu,
así como lo derramaste sobre tus discípulos el día de Pentecostés,
para que nuestras oraciones y acciones
sean testigos de tu presencia entre nosotros.
Queremos ser uno, Señor,
para que el mundo crea que somos tuyos.
Llénanos ahora de tu amor.

(Masamba ma Mpolo y Mengi Kilandomoko, Zaire.
Tomado del libro “En Espíritu y en Verdad”, 
Consejo Mundial de Iglesias, Séptima Asamblea 1991)

¿Compartir o vivir el Evangelio?


Los evangelistas describen con diferentes lenguajes la misión que Jesús confía a sus seguidores. Según Mateo, han de "hacer discípulos" que aprendan a vivir como él les ha enseñado. Según Lucas, han de ser "testigos" de lo que han vivido junto él. Marcos lo resume todo diciendo que han de "proclamar el Evangelio a toda la creación".

Quienes se acercan hoy a una comunidad cristiana no se encuentran directamente con el Evangelio. Lo que perciben es el funcionamiento de una religión envejecida, con graves signos de crisis. No pueden identificar con claridad en el interior de esa religión la Buena Noticia proveniente del impacto provocado por Jesús hace veinte siglos.
Por otra parte, muchos cristianos no conocen directamente el Evangelio. Todo lo que saben de Jesús y su mensaje es lo que pueden reconstruir de manera parcial y fragmentaria escuchando a catequistas y predicadores. Viven su religión privados del contacto personal con el Evangelio.
¿Cómo podrán proclamarlo si no lo conocen en sus propias comunidades?
 
Ha llegado el momento de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde lo primero es recibir y vivir el Evangelio de Jesús.
Nada puede regenerar el tejido en crisis de nuestras comunidades como la fuerza del Evangelio. Solo la experiencia directa e inmediata del Evangelio puede revitalizar a la Iglesia. 
 
 
Lo primero es creer en la fuerza regeneradora del Evangelio. Los relatos evangélicos enseñan a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Hacen vivir la vida cristiana, no como deber sino como irradiación y contagio. Es posible introducir ya en las comunidades de nuestras Iglesiasa una dinámica nueva. Reunidos en pequeños grupos, en contacto con el Evangelio, iremos recuperando nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.
Hemos de volver al Evangelio como nuevo comienzo. Ya no sirve cualquier programa o estrategia pastoral. Dentro de unos años, escuchar juntos el Evangelio de Jesús no será una actividad más entre otras, sino la matriz desde la que comenzará la regeneración de la fe cristiana en las pequeñas comunidades dispersas en medio de una sociedad secularizada.
 
( Tomado y adaptado de Eclesalia)